Desde Pekín  y Nankin pasando por Karashar o Yarkand, por las vertientes del Karakorum hacia Samarcanda y desde allí hasta Antioquia o Tiro. Así llegó la seda desde el oriente lejano hasta este nuestro oriente y fue Murcia, importante en el terreno de ese tejido y su decoración, pues, mucho más tarde, los árabes crearían fábricas que les eran bien cercanas a nuestros abuelos por estas tierras.

Y quizás la seda soñaba con el paso de los siglos en ser teñida y pintada por unas manos de mujer que fuese capaz de elevar su decoración a la categoría de obra de arte. Y quizás también ese momento haya llegado ya con el trabajo de Rosa Torres, cuya sensibilidad artística pudiera haber obrado el milagro, el paso de la artesanía a la creación, a base de echarle emoción a la pintura de un sencillo pañuelo de seda.

El que esas delicadas obras partan a veces de cuadros de los pintores que la rodean puede ser una razón más para demostrar que la belleza de estos pañuelos tiene planteamientos que no son lo usual en este tipo de asuntos.

La marca de Rosa Torres es la personalidad creativa llena de color estampado que, a menudo, hace de sus pañuelos un cuadro más. Y un cuadro realmente bello.

Carril de los Morenos, 58   30006 Puente Tocinos

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